Un Samurai:
Una condición fundamental entre los guerreros Samurai era el coraje, la ausencia de miedo en combate y la capacidad de enfrentar a los enemigos sin importar el número. Eran entrenados por otros Samurais que pasaban sus conocimientos adquiridos con el tiempo y siguiendo la tradición milenaria.
Pero el joven Hiro, heredero de la tradición Samurai aunque había entrenado toda su vida nunca
estuvo en una guerra hasta que fue convocado por sus superiores para enfrentar a un grupo de rebeldes que pretendían invadir sus tierras.
Hiro tomó su caballo y se reunió con sus compañeros Samurais para expulsar a los invasores, era su primera experiencia en combate real y aunque no lo parecía se encontraba muy nervioso. Era el más joven del grupo y se encontraba en la segunda formación para el ataque organizado.
La tarde caía lentamente y se podía ver a lo lejos a los rebeldes avanzar determinados a invadir y destrozar todo a su paso. Sonó la voz de orden y el primer grupo de Samurais atacó, la batalla era sangrienta y Hiro observaba todo desde su lugar en la segunda fila que esperaba la orden para atacar.
Los rebeldes continuaban atacando y la orden fue dada pero Hiro huyó del combate, galopó tan rápido como nunca lo había hecho hasta llegar a su humilde casa.
La guerra terminó y los Samurais salieron victoriosos expulsando a sus enemigos de las tierras de su amo, pero todos recordaron al cobarde Hiro huyendo del campo de batalla, esperando que él limpiara su honor de la manera tradicional.
A la noche siguiente, el amo brindó una gran fiesta a sus guerreros y familias, Hiro no salía de su casa, humillado por lo ocurrido. Todos festejaban y bebían sin darse cuenta de que no lejos de allí un grupo de rebeldes se preparaban para atacar sorpresivamente.
La fiesta transcurría cuando escucharon gritos y cerca de allí, sin dudas una batalla se estaba desarrollando.
Un pequeño grupo de Samurais se dirigió al lugar y al llegar encontraron a Hiro con su espada en la mano, llena de sangre y con diversas heridas y flechas en su cuerpo. Se encontraba de pie, rodeado de una veintena de cuerpos que yacían sin vida. Al ver a sus compañeros se desplomó, por lo que uno de los Samurais lo sujetó y le preguntó: "¿Por qué haz venido solo?" a lo que Hiro en su último suspiro respondió:
"A limpiar mi honor".
"En situaciones extremas donde corre peligro nuestra vida o la de nuestros seres queridos, el miedo y la cobardía se convierten en valor y coraje."
Una condición fundamental entre los guerreros Samurai era el coraje, la ausencia de miedo en combate y la capacidad de enfrentar a los enemigos sin importar el número. Eran entrenados por otros Samurais que pasaban sus conocimientos adquiridos con el tiempo y siguiendo la tradición milenaria.
Pero el joven Hiro, heredero de la tradición Samurai aunque había entrenado toda su vida nunca
estuvo en una guerra hasta que fue convocado por sus superiores para enfrentar a un grupo de rebeldes que pretendían invadir sus tierras.
Hiro tomó su caballo y se reunió con sus compañeros Samurais para expulsar a los invasores, era su primera experiencia en combate real y aunque no lo parecía se encontraba muy nervioso. Era el más joven del grupo y se encontraba en la segunda formación para el ataque organizado.
La tarde caía lentamente y se podía ver a lo lejos a los rebeldes avanzar determinados a invadir y destrozar todo a su paso. Sonó la voz de orden y el primer grupo de Samurais atacó, la batalla era sangrienta y Hiro observaba todo desde su lugar en la segunda fila que esperaba la orden para atacar.
Los rebeldes continuaban atacando y la orden fue dada pero Hiro huyó del combate, galopó tan rápido como nunca lo había hecho hasta llegar a su humilde casa.
La guerra terminó y los Samurais salieron victoriosos expulsando a sus enemigos de las tierras de su amo, pero todos recordaron al cobarde Hiro huyendo del campo de batalla, esperando que él limpiara su honor de la manera tradicional.
A la noche siguiente, el amo brindó una gran fiesta a sus guerreros y familias, Hiro no salía de su casa, humillado por lo ocurrido. Todos festejaban y bebían sin darse cuenta de que no lejos de allí un grupo de rebeldes se preparaban para atacar sorpresivamente.
La fiesta transcurría cuando escucharon gritos y cerca de allí, sin dudas una batalla se estaba desarrollando.
Un pequeño grupo de Samurais se dirigió al lugar y al llegar encontraron a Hiro con su espada en la mano, llena de sangre y con diversas heridas y flechas en su cuerpo. Se encontraba de pie, rodeado de una veintena de cuerpos que yacían sin vida. Al ver a sus compañeros se desplomó, por lo que uno de los Samurais lo sujetó y le preguntó: "¿Por qué haz venido solo?" a lo que Hiro en su último suspiro respondió:
"A limpiar mi honor".
"En situaciones extremas donde corre peligro nuestra vida o la de nuestros seres queridos, el miedo y la cobardía se convierten en valor y coraje."
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