Derrotado el ejército oriental, su jefe,
Sadato, se dio a la fuga. Perseguido de cerca por un general enemigo
llamado Yoshiie, y habiéndole gritado éste: "Es vergonzoso para un
guerrero dar la espalda al enemigo", Sadato refrenó su caballo, y en el
acto, el jefe victorioso improvisó un verso:
"Hecha jirones está la urdimbre del paño".
Apenas salidas estas palabras de sus labios, cuando el guerrero
"Hecha jirones está la urdimbre del paño".
Apenas salidas estas palabras de sus labios, cuando el guerrero
vencido, sin conmoverse, completó la estrofa:
"Porque en uso de largos años ha gastado la trama".
Yoshiie, cuyo arco había estado tendido durante todo este tiempo, lo desarmó tranquilamente, y volviendo riendas, dejó a su potencial víctima que obrara a su placer. Cuando le preguntaron la razón de tan extraña conducta, contestó que no podía matar vergonzosamente a quien había sabido conservar el temple en su espíritu con la muerte en los talones.
"Porque en uso de largos años ha gastado la trama".
Yoshiie, cuyo arco había estado tendido durante todo este tiempo, lo desarmó tranquilamente, y volviendo riendas, dejó a su potencial víctima que obrara a su placer. Cuando le preguntaron la razón de tan extraña conducta, contestó que no podía matar vergonzosamente a quien había sabido conservar el temple en su espíritu con la muerte en los talones.
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